Perdonad que haya estado ausente todo este mes desde que acabara la Feria… pero mayo es un mes de lo más intensito en la vida de una peluquera.
Asi, además de las prácticas, los viajes de fin de curso (que si, al final ganamos y Adriana Alzamora pasará el agosto en Roma 😀 ) y otros quebraderos de cabeza para alguien con 20 años recién cumplidos, se me suma que ya comienzan a sumarse los clientes de la futura Adriana Alzamora Beauty Shop 😀
Actualmente mi clientela más exquisita y numerosa tiene nombres y apellidos: niñas de Primera Comunión. Me estoy peinando a medio Pino Montano sólo contando a las niñas que llevo peinadas en estas dos últimas semanas… y no quiero parar, ya que además de los consecuentes ingresos, me encantan…
No hay público más agradecido que una niña de Primera Comunión (y sus madres)… y ¡qué guapas que quedan!. Así que ya sabéis: si conocéis a alguien que quiera peinar a su niña de primera comunión (también a niños), que me lo diga que yo encantada.
Eso sí, al igual es la novedad y me acabo cansando de tanta trenza, tanto recogido… (porque a una niña de diez años no le vas a pedir que arriesgue con su modelito…), aunque hubo una en concreto que la madre quería un toque natural y ella misma me trajo unas margaritas que había previamente tratado que mira… se me caían los lagrimones de lo bonito que quedó el tocado y de la delicadeza con la que esa madre lo trataba.
Por lo demás pues por suerte mucho movimiento también en el resto de cuestiones laborales… Termino en junio las prácticas y me vendrá muy bien el descanso de después… que han sido solo tres meses pero casi todo el día de pie sin parar y de un lado a otro de la ciudad.
Después de las vacaciones me planteo seguir con el curso de peluquería o buscarme un trabajo que me de financiación para montar el Adriana Alzamora Center, todo se verá, pero eso sí, ilusión hay y mucha por sacar adelante proyectos…
¡Y hablando de proyectos!, ¡qué me decís de la flamante ganadora de Top Chef! ¡Vaya final de infarto!. Pese a que no deja de ser un reality más, me alegro un montón por ella y menos mal que la humildad ganó a la soberbia y al decrecimiento personal que se encarnaba en la figura de Victor… ¡Mis felicitaciones Rakel!
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