5/5 - (1 voto)

El otro día me quejaba muy efusivamente de lo escasita que es Sevilla en cuanto a ofertas de ocio más allá de pijos y canis, pero resulta que al final me salió un plan chulísimo y fuera del ámbito de la Alameda, Alfalfa y discotecas para adolescentes (que no es que yo no lo sea, pero tengo aspiraciones más allá de pavonearme ante babosos y llegar al quinto cubata aun entera).

El plan en cuestión consistió en acudir al Hard Rock Café, que ¡POR FIN! ha abierto en Sevilla. Y lo pongo en mayúsuculas por dos razones, porque llevan años anunciándolo y no había manera de que llegara (como ocurre con el Primark y con otras tantas tiendas y restaurantes que no terminan de ver su público en esta ciudad) y porque me encanta esta cadena de restaurantes: comida y música, ¿puede haber mayor genialidad junta?

Pese a las altas espectativas el plan no me decepcionó en absoluto porque fue totalmente redondo: allí nos plantamos para cenar la Adriana Alzamora más peliculera y sus amigas «disfrazadas» de grandes mitos de la música. No es que fueramos de carnavales, sino que quedamos bien tempranito para maquillarnos y peinarnos sutilmente como o hacen ídolas como Amy Winehouse o Taylor Swift (guapísima que quedó mi Ari con sus rizos bien marcados).

Pues bien, a las 10 en punto como un reloj nos plantamos en plena Calle San Fernando para disfrutar de la experiencia y, tiene narices, nerviosas ante algo tan básico como ir a un restaurante. Pero no era un restaurante cualquiera: se trataba del restaurante al que fuimos tras nuestro primer concierto fuera de Sevilla, en Barcelona para ver a un grupo que me da vergüenza decíroslo (y que poco tiene que ver con los ídolos que decoran las paredes del Hard Rock), y donde nos comimos unas hamburguesas deliciosas que estábamos deseando volver a comer.

Tras la espera (porque otra cosa no, pero qué nos gusta a un sevillano una nueva tienda… después las olvidamos, pero en cuanto nos enteramos que abren algo allí vamos en masa) a eso de las 11 menos cuarto por fín pudimos pedir y sentarnos junto a joyas como la guitarra de Santana o Raimundo Amador.

Esta última, aunque admiro muchísimo a nuestro Eric Clapton particular, me alertó de algo que me da cierto miedo. Y es que el público prototipo de por aquí, acabe por imponer su estilo y no sea al revés que el Hard Rock lo haga para bien de Sevilla, y a los hechos de la FNAC de la Avenida de la Constitución me remito: que empezó con fotografías de grandes músicos de todas las edades y acabó con fotografías a mi gusto horribles sobre los topicazos más topicazos de la ciudad. Y si no me creeis… ¿alguien me explica qué hace un matador de toros en la fachada de la FNAC?

"Adriana Alzamora y sus amigas sevillaneando": así sería mi fachada perfecta para la FNAC sevilla

En cualquier caso encantada estoy de poder sumar un plan más a mis noches de ocio sevillana, y debo reconocer que aunque se respire ambiente sevillano por todas partes más que el que fuera más propio de una local de Las Vegas, el edificio es precioso y lleno de encanto. Y con un fuerte aplauso y emocionada me despido con un ¡Larga vida al Hard Rock Sevilla!

Proyecto de peluquera por profesión, contadora de historias por afición. Mantengo mi idea de convertirme en una gran comunicadora, mientras tanto me divierto y me desarrollo personalmente tijera y peine en mano. En cualquier caso, adoro todo lo que hago y todo lo que me rodea. Sois bienvenidos al blog de Adriana Alzamora Gutiérrez

Pin It on Pinterest

Share This